miércoles, 10 de enero de 2018

Por el camino a Dudar.


Después de una lluviosa noche y deseosos de reflejar nuestro caminar el los charcos, partimos de Granada a Dudar. Recorreremos unos quince kilómetros disfrutando de las vistas al valle del Darro y del Genil y atravesando el Parque Periurbano del Generalife.


Comenzamos en Plaza Nueva, encaminando nuestros pasos junto al Darro, por el Paseo de los Tristes. El día se antoja contagiado de este adjetivo; el suelo húmedo y el cielo gris. Pero el agua es vida, así que nos deleitamos con la canción del río y con el aire renovado por los besos de la lluvia.

Atravesamos el puente del Rey Chico y subimos por la cuesta del mismo nombre pasando bajo la Acequia Real. Esta vez, en vez de ascender al Llano de la Perdiz por el Camino Primitivo, seguimos por la pista que pasa junto a la tapia del cementerio. Sus arrugas nos invitan a recordar, texturas que nos invitan a no repetir las inmundicias de nuestra reciente historia.


Tras pasar por el cementerio musulmán, nos desviamos a la derecha por una pequeña vereda que, por un puente de madera, vadea un barranquillo y nos conduce, entre pinos, hasta el arranque de la Vereda de los Franceses.


Seguimos esta vereda unos metros para desviarnos a la izquierda por una pista que asciende pausadamente hasta lo alto del Llano de la Perdiz. Esta es una solana donde reinan las aulagas en flor y los flexibles espartos. La niebla nos estaba esperando en lo alto, magia húmeda que transforma los paisajes.

Comenzamos a bajar hacia los Arquillos, donde hacemos una pausa para reponer fuerzas. Los jirones de niebla se retiran y para dar paso a tímidos rayos de sol. El Veleta y la Alcazaba asoman nieves entre los grises.


Algunos senderistas bajan a Cenes de la Vega para poner punto final a su ruta. Los demás continuamos por el Camino de Dudar, dejando a la izquierda el valle de los Cortijos de Belén y la Ermita del Almez. Vamos cresteando por una pista muy cómoda y sin barro. Nos guían una hilera de mojones que parecen atraer la luz del sol.

Y ya solo resta bajar hacia Dudar. Pero antes pasamos por los espectaculares restos del Canal de los Franceses. Por cierto, como parece que estamos sobrados de patrimonio, en vez de estar cuidados, la porquería se acumula a su alrededor y su destino es ser aprisco del ganado.


1 comentario:

José dijo...

Ayyy... pillines... !!. Hoy que no he podido ir por lo fría que se presentó la mañana, y casi griposo, habéis tomado otra ruta más interesante, por arriba.