jueves, 9 de noviembre de 2017

El Maúllo y la Loma de los Cuartos.


En esta otoñal mañana de noviembre nuestros senderistas trazan sendas en la Sierra de Huetor y en Güejar Sierra.

Uno de los grupos inicia su caminar en Viznar dirigiéndose al Barranco de Víznar. Cruzamos la fosa común de la Guerra Civil española. Nos detenemos un instante para leer a Lorca:

"Fábula y rueda de tres amigos"

Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.

Poeta en Nueva York (1929-1930)



Desde aquí parte una vereda a la derecha que asciende entre pinos y matas de romero para dejarnos en el Área Recreativa de Puerto Lobo. Después de reponer fuerzas junto a un jubilado tractor y una antigua morturadora de aceituna, seguimos la pista forestal hasta el punto en el que se inicia la senda hacia las Trincheras del Maúllo.


Asciende una estrecha y agradable vereda que nos sitúa, en un abrir y cerrar de ojos, en las Trincheras del Maúllo; restos de la Guerra Civil española, llamadas así por el sonido que hacían sus “usuarios” para comunicarse a lo lejos, unos con otros, imitando el del maúllo del gato montés que habitaba estos parajes. Fueron construidas por el bando franquista y seguramente serán de las mejor conservadas en el Parque. Se conforman en torno al Cerro del Maúllo, rodeándolo casi en su totalidad con sus galerías, de las que sobresalen de tanto en tanto las garitas. Las vistas desde aquí (estamos a unos 1300 m) son impresionantes. El sol brilla con intensidad deslizándose por la nieve de las cumbres de Sierra Nevada.

Bajamos por la misma vereda entre pinos resineros, coscojas y encinas. Nos podemos fijar en  matorrales como las jaras, retamas, escaramujos o aulagas. Son muchas las aromáticas que bordean el camino: salvia, tomillo, mejorana cantueso, romero y lavanda.

Regresamos por la pista forestal de la Alfaguara hasta llegar de nuevo al Centro de Interpretación. Regresamos por la carretera que nos lleva al pueblo de Viznar.


Al tiempo, otros tantos senderistas parten desde Guejar Sierra. Bajamos por el Camino del Sotillejo bajo almeces y castaños hasta llegar a la estrecha cola del Pantano de Canales. Dejamos atrás la Fabriquilla e irrumpimos en el paisaje otoñal. Tras pasar un túnel antes transitado por el tranvía de la sierra, llegamos a la confluencia del Geníl con su afluente el Maitena. Iniciamos una ruta que nos alzará hasta los cerros que flanquean la margen izquierda del Genil. 



Comenzamos por una vereda que asciende a la izquierda de la carretera. Pronto llegamos a una bifurcación, tomando el camino de la derecha que nos conduce hasta el Cortijo de la Sevillana. Destaca un enorme castaño, un pilón de 1907 con las iniciales JSC y un pequeño aljibe.

El camino sigue pendiente hasta alcanzar la acequia del Maitena o de la Artichuela. Pero en vez de seguirla, continuamos para arriba por un camino conocido como de las Herrerías. Y así alcanzamos un aprisco de cabras muy deteriorado pero con vistas.


Desde aquí seguimos subiendo por el camino de las Herrerías hasta alcanzar la Loma de los Cuartos. Vamos descendiendo hasta aparecer a la vera del Genil. Lo recorremos ahora siguiendo el trazado del recuerdo del tranvía serrano hasta regresar a Güejar.

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