miércoles, 5 de abril de 2017

En Tocón de Quéntar.

Esta ruta nos adentra en el  Barranco de Linarejos, un paraje de una gran belleza y donde la banda sonora es la música del agua. Y algunos regresamos con los pies fresquitos y muy limpios. ¡Todo por mis senderistas!

Partimos de Tocon de Quentar, donde tomamos el Camino de los Agustinos que discurre paralelo al río Tocón. A la derecha el cerro de Las Cañadillas.

Muy pronto, pasada la Eléctrica San José, finaliza la pista de asfalto y comienza el camino. Es una bonita vereda ancha que se sombrea con el bosque de ribera y se decora con las flores del romero.


Una vez pasada la antigua pantaneta que refleja un pedacito de cielo y de la que parte una acequia, tomamos un camino que sale a la izquierda y que a pocos metros nos obliga a cruzar el río por encima de unas piedras. El agua está fresquita, doy fe.

Nos dirigimos por el camino del Cortijo del Hervidero. Cuando enfilamos este carril dejamos El Carcaval a la derecha, a nuestras espaldas el Zujeiro y en frente el Alto del Volota.

Pasamos por el Cortijo del Hervidero, custodiado por dos grandes encinas. Tras atravesar una zona de nogales, ahora sin hojas ni nueces, buscamos una vereda estrecha que nos conduce hacia el interior del Barranco de Linarejos.

Caminamos por la umbría de este bello paraje, cruzando el arroyo de vez en cuando. La vereda se integra tanto en el húmedo paisaje que las zarzas pretenden detener nuestros pasos. En ocasiones caminamos junto al arroyo; otras veces sobre una antigua acequia ya abandonada.

Un hito marca el comienzo de una subida entre piornos que nos alza hasta el Cerro del Castillejo. Solo algunos hacen esta subida; los más sensatos nos dejamos caer hacia el Cortijo de Linarejos siguiendo el trazado del valle en flor. Una vaca nos mira curiosa preguntándose de donde habrá salido este extraño rebaño.

Llegamos a la Ermita de Linarejos, en principio solitaria y luego bien acompañada. Allí tomamos el almuerzo. Regresamos por la vereda al valle, retornando por el camino que traíamos inicialmente.

Y llegamos a Tocón.  Aquí, el 17 de enero tiene lugar la celebración el día de San Antón con los tradicionales chiscos granadinos. Para ello se prepara una gran hoguera en la plaza del pueblo donde se reúnen lugareños y visitantes alrededor del fuego.

Una vez prendidas las hogueras se procede al mancheo, es decir, a girar verticalmente el mancho, que está formado por tocha (esparto seco) y unas cuantas hojas verdes también de esparto. Los manchos tienen forma de tea. Para manchear hay que acercar el extremo "barbudo" del mancho al borde de la fogata hasta que empieza a prender. Entonces se realiza esa especie de "círculos de fuego".

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