sábado, 25 de marzo de 2017

Del Puerto de Alfacar a la Cruz de Viznar.

En una fría mañana de la recién estrenada primavera, penetramos el corazón de la Sierra de Huetor, esos valles y montañas que tanto fascinan al guía del grupo de senderismo de Ciempiés.  Nuestro camino comienza junto a la carretera que conduce a la Alfaguara, a 4 kilómetros de Fuente Grande, en Alfacar.

Caminamos por un carril forestal que asciende suavemente junto al precioso Barranco del Puerto, situado a nuestra izquierda. Seguimos obedientemente la señalización de las balizas, tomando a la izquierda en el primer cruce que encontramos. Poco a poco la senda se traza por este húmedo barranco donde abundan los quejigos, enebros y rascaviejas. El suelo duro bajo nuestros pies y el crujido de las herbáceas atestiguan la helada matinal.

Tras aproximadamente 900 metros de recorrido, abandonamos esta vereda y para continuar a la derecha por una camino donde el pinar torna en prados abiertos. Aquí encontraremos los restos de una antigua fuente abrevadero y el trazado caprichoso de un regato. Estamos en la Alfaguarilla, diminutivo del paraje cercano de la Alfaguara que significa zona de abundantes fuentes. Aun pelados, los escaramujos y majuelos muestran los frutos otoñales que sobrevivieron al invierno.

El rey de estos prados es Pino Gordo, un enorme pino resinero centenario.  La resina de estos árboles es una fuente rica en trementina, que por destilación proporciona el aguarrás y un residuo llamado colofonia o pez griega que, entre otros fines, es utilizado en la fabricación de neumáticos, encolado de papel e incluso chicles.

Dejando atrás a este magnífico árbol, tomamos una vereda a la derecha que se va estrechando al tiempo que serpentea entre pinos, encinas y quejigos. En los bordes del camino un montón de jaras nos invitan a venir en la primavera para mostrarnos sus flores. Entre ellas apuntan las carnosas hojas de los gamones. En la ladera del monte que dejamos a la izquierda vemos la Alfaguara, con el Majalijar al fondo.

Seguimos por esta vereda hasta llegar a un cruce; ascendemos hacia la Cueva del Agua. Por una vereda umbría llegamos a este emblemático lugar moldeado con agua y paciencia, un misterioso rincón de la sierra, que ha dado cobijo a animales y personas; y a cambio ha sufrido, como tantos otros, la brutalidad de la gente que no respeta nada. En el interior de la cueva nos detenemos en un cáliz de piedra donde llora la montaña. Desde el mirador que hay junto a la cueva las vistas son impresionantes.

Retornamos hasta el transformador que daba electricidad al sanatorio que en breve visitaremos. Tomamos una vereda poco definida a la izquierda que nos conducirá hasta la Cruz de Viznar. Cómodamente, entre grandes pinos vamos bajando hasta un collado, punto de partida del breve e intenso ascenso a esta cruz.


Satisfechos de llegar a todo lo alto, deshacemos el camino hacia la Cueva del Agua. A mitad de camino, donde hitos de piedra marcan la poco transitada vereda hasta la Cruz del Maestro, nos detenemos a reponer fuerzas.

Dejamos atrás la cueva y descendemos hasta rebasar el cruce que tomamos para ascender a este paraje. Seguimos bajando hasta llegar a la pista forestal que seguimos unos metros a la izquierda para luego salirnos de ella pos una vereda más estrecha a la derecha.

Llegamos así hasta el Monte de Juan o de Fuente Fría. Lo rodearemos deteniéndonos en el Sanatorio de Tuberculosos de la Alfaguara. Dos magníficos cipreses con un porte poco habitual nos dan la bienvenida. Estamos ante las ruinas de un lugar donde, desde 1920, se curaron muchas personas aquejadas de tuberculosis gracias a los cuidados  y dedicación del equipo dirigido por Bertha Whilelmi, y Elena Bickman, que fue quien lo mantuvo hasta los años setenta.

Aunque a Berta la nombramos al contar historias fantasmagóricas sin fundamento alguno, realmente fue una mujer valiente de reconocida humanidad filantrópica. Fue muy notable su participación en la Institución Libre de Enseñanza. También se integró en la lucha feminista y en 1912 creó con su propio pecunio una escuela mixta en Pinos Genil y una biblioteca popular con el apoyo del Ayuntamiento.
Además se implica en la lucha contra el analfabetismo, la pobreza  y la tuberculosis que sufrían los ciudadanos más desfavorecidos de Granada. Culminó su proyecto con la construcción del Sanatorio de la Alfaguara, en el pueblo granadino de Alfacar, en plena Sierra de Huetor, en el que invirtió todos sus ahorros.

Rodeamos el monte contemplando los pinsapos y haciéndonos una foto en Fuente Fría. Lulú posa muy profesionalmente. Luego bajamos hacia la Alfaguara.

El carril llega hasta una amplia pista forestal que la tomamos en ascenso moderado a la izquierda. El Peñón de la Mata surge como un coloso a nuestra derecha. Y en los montes más cercanos, las trincheras de la Yedra.

Solo resta continuar por la carretera hasta llegar al punto de inicio del recorrido.

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