Hoy el recorrido ha transcurrido por la sierra de la
Almijara, nombre árabe que significa "escurridero"; alude al modo en el que se desparrama el agua por estos barrancos en su viaje desde las montañas al mar.
Es un día especial ya que se incorpora con nosotros, como monitor, Jose. Todos le dan una cálida bienvenida.
Partimos desde el
Mesón Los Prados situado en la
Carretera de la Cabra. Echamos a caminar por una pista forestal que deja a su derecha la
Granja Escuela Huerto Alegre.
Pronto nos encontramos con una joya botánica, la masa forestal de roble melojo situada más al sur de la península. Sus hojas lobuladas tapizan el suelo y en las ramas destacan las barbas formadas por los líquenes colgantes y las esporádicas agallas.
Llegamos al
Cortijo Los Prados donde nos saludan con inquietos brincos y movimientos de cabeza media docena de potrillos. Continuamos por la pista forestal pasando junto a abrevaderos para el ganado; prados, recientemente arados para acoger la semilla del cereal, nos explican el por que del nombre de este cortijo.
Llegamos así al famoso
Pino de las Cinco Ramas. Nos encontramos en el límite septentrional del
Parque Natural Sierra de Tejeda, Almijara y Alhama. Contemplamos la frontera entre las provincias de Granada y Málaga, donde destaca
Cabañeros, Piedra Sillada, el Salto del Caballo, el Lucero o Raspón de los Moriscos y
la Sierra de Tejeda. Bajo nosotros el valle del
Río Almijara. Las masas arbóreas de encinas, quejigos y pinares se alternan con zonas peladas de tonalidad clara: las arenas dolomíticas fruto de la erosión de las rocas que conforman estas sierras.
Nos saluda un forestal del parque, Vicente, que amablemente nos cuenta que nos encontramos en una zona conocida como
La Resinera. El
Pinus pinaster o pino resinero es la conífera dominante de estos parajes. Comparte el hábitat con el pino negro, el carrasco, el piñonero (el árbol del las cinco ramas es de esta especie) y el silvestre. A partir de la resina se estableció una industria sostenible para aprovechar este recurso de los bosques para la elaboración de barnices, disolventes, pegamentos, cosméticos, medicinas...
Lo curioso es que, según nos cuenta, tras cuarenta años de abandono de esta actividad, se ha vuelto a retomar. El aguarrás y la colofonia obtenida de la resina de nuevo tiene mercado. Y se extrae del mismo modo tradicional que antaño. Cada árbol produce en torno a los 2 kg de resina al año.
También nos comenta que la cabra montés, el jabalí y el ciervo son los mamíferos más destacados; crían las águilas perdiceras y real. Además se está desarrollando un programa de introducción del águila imperial y del cangrejo de río autóctono.
Tras esta agradable conversación, dividimos el grupo. Unos regresarán hacia el Mesón los Prados mientras que los demás subiremos al
Pico Lopera.
Retrocedemos unos metros hasta coger una pista que parte a la derecha. Tras pasar una barrera, nos desviamos de nuevo a la izquierda para comenzar así el ascenso a dicho pico. Tras una subida continuada pero no excesivamente pendiente, alcanzamos la cima. Estamos en un punto geodésico que marca los 1487 metros de altitud.
Tomamos el refrigerio en la caseta de vigilancia adyacente. Es un mirador impresionante al que se asoman también unas cabras monteses que nos miran con descaro. Bajo nosotros
Río Verde y la
Pantaneta de Funes; a la derecha
Navachica; en frente el Mediterráneo.
Comenzamos a bajar por una vereda que a veces sigue el trazado de un cortafuegos, a veces se mete entre pinares. Delante nuestra aparecen los tresmiles de Sierra Nevada escondiéndose en ocasiones entre las nubes.
Llegamos así a la
Carretera de la Cabra. La recorremos ahora hacia abajo para, en medio kilómetro llegar al punto de partida.
El taller se divide en dos jornadas de tarde, de dos horas de duración cada una. El primer día los asistentes aprenden a elaborar tres golosas recetas: roscón de reyes, turrón de chocolate y mazapanes. El segundo día queda reservado para elaborar y decorar galletas navideñas surtidas.
Agradecemos al AMPA su invitación a que desarrollemos este espacio de ocio compartido en su escuela.
Y así, bajo la atenta mirada del cefalópodo latoso, iniciamos los juegos de re-challerger, el taller de chapas de obras de reclica-arte en miniatura y los talleres que nos permiten una oportunidad para nuestra creatividad.
Y los maestros y maestras encuentran un montón de ideas que pueden llevar a sus aulas.
Es un placer poder contar que de nuevo estamos en Juveandalus por Navidad. Este año la felicidad es mayor ya que estuvimos a punto de no participar en esta feria a la que tanto cariño tenemos. Pero aquí estamos de la mano de la Diputación de Granada, Ecoembes y Baby Dog.
Como es habitual dinamizaremos un proyecto que fomenta la reutilización, la recuperación y el reciclaje en el contexto del XXXI Salón de la Infancia y la Juventud Juveandalus 2016.
Mientras esta lenta reacción en la que intentamos amigar al agua con una sustancia hidrófoba acontecía, indagamos en la personalidad de distintos rotuladores. Con alcohol y papel de filtro, separamos los componentes de las tintas de los distintos rotuladores.
En esta ocasión estuvimos con los amigos del CC. Escolapios Cartuja Luz Casanova (parecen tres centros pero nos referimos a uno solo) y narramos "Pestilandia". Es curioso como, a medida que vás contando una determinada historia, esta crece, cambia y se dota de nuevos centros de interés. Gracias a la relación entre el gato atolondrado y el ratón guasón, damos pinceladas sobre la importancia de dar una segunda oportunidad, la confianza, la añoranza por los amigos, el límite entre bromas simpáticas y pesadas...
Partimos desde el Mesón Los Prados situado en la Carretera de la Cabra. Echamos a caminar por una pista forestal que deja a su derecha la Granja Escuela Huerto Alegre.
Llegamos al Cortijo Los Prados donde nos saludan con inquietos brincos y movimientos de cabeza media docena de potrillos. Continuamos por la pista forestal pasando junto a abrevaderos para el ganado; prados, recientemente arados para acoger la semilla del cereal, nos explican el por que del nombre de este cortijo.
Nos saluda un forestal del parque, Vicente, que amablemente nos cuenta que nos encontramos en una zona conocida como La Resinera. El Pinus pinaster o pino resinero es la conífera dominante de estos parajes. Comparte el hábitat con el pino negro, el carrasco, el piñonero (el árbol del las cinco ramas es de esta especie) y el silvestre. A partir de la resina se estableció una industria sostenible para aprovechar este recurso de los bosques para la elaboración de barnices, disolventes, pegamentos, cosméticos, medicinas...
Lo curioso es que, según nos cuenta, tras cuarenta años de abandono de esta actividad, se ha vuelto a retomar. El aguarrás y la colofonia obtenida de la resina de nuevo tiene mercado. Y se extrae del mismo modo tradicional que antaño. Cada árbol produce en torno a los 2 kg de resina al año.
Tomamos el refrigerio en la caseta de vigilancia adyacente. Es un mirador impresionante al que se asoman también unas cabras monteses que nos miran con descaro. Bajo nosotros Río Verde y la Pantaneta de Funes; a la derecha Navachica; en frente el Mediterráneo.
