miércoles, 9 de noviembre de 2016

En la Dehesa del Camarate

La Dehesa del Camarate (Lugros) constituye uno de los tesoros botánicos más preciados de cuantos posee el Parque Nacional de Sierra Nevada, ya que alberga el mejor y más completo bosque mixto de toda la provincia de Granada y de gran parte de Andalucía.

En esta auténtica Arca de Noe botánica se dan cita numerosas especies de caducifolios tales como robles melojos, cerezos silvestres, serbales, arces, majuelos, quejigos, maguillos, fresnos, sauces, agracejos… Es un espacio privilegiado para reencontrarnos con el otoño.

El recorrido parte del Puente de la Herrerías, en las proximidades de un viejo molino que aún conserva vestigios árabes. Antes de que la carretera baje y cruce el barranco del Río Alhama,  sale a la derecha, un carril que continúa paralelo al río. Nos vamos adentrando en este valle situado a los pies de la Dehesa del Camarate. El recorrido inicialmente se hace siguiendo el trazado de las acequias, acompañados por el murmullo del agua.

Por ahí continúa unos 4 km hasta la entrada de la finca, es la Cañada Real de los Potros, una de las vías pecuarias que unen Granada con Jaén. Llegamos así al pórtico que da entrada a La Dehesa del Camarate, estamos en el paraje conocido como Horcajo del Camarate, lugar en el que al río Alhama se le suman las aguas del barranco de las Rozas y del barranco de Guadix.

Ante nosotros las ruinas de lo que en su día fue una preciosa ermita con su escalinata de acceso; también observamos en el entorno, los corrales de embarque desde donde eran trasladadas en camiones las reses bravas que se criaban aquí en el siglo pasado, y que tanta fama le dieron.

Tras un fuerte zigzag, la pista asciende por la derecha del barranco que nos está sirviendo de guía. Al otro lado de éste se nos muestra el altivo Cerro de los Carneros con su cara norte alfombrada de bosque. Es a partir de ahora cuando entramos en el “Bosque Encantado” con su policromado follaje otoñal. Nos remite a tiempos pasados ya que se trata de un bosque húmedo primitivo, típicamente mediterráneo, una reliquia que se mantiene casi inalterada en estos insólitos y bellos lugares.


Poco a poco vamos ganando altura, a la vez que podemos observar una variada gama de arbolado: robles melojos, arces, serbales, cerezos y manzanos silvestres, quejigos, rosales silvestres, agracejos, sauces, etcétera. En este sensacional escenario nos podríamos encontrar con una variada fauna integrada por la cabra montes, el jabalí, el gato montés, la garduña, la gineta, el águila real, el búho real...; pero los inquilinos más fáciles de ver son las vacas que pastan por estas sierras.

Cuando nos cansamos de ascender volvemos por nuestros pasos.

No hay comentarios: