miércoles, 4 de mayo de 2016

Ecos del Darro.

Esta ruta sigue el rumor del Río Darro, sus ecos desde Huetor Santillan hasta Granada. No es de extrañar que este paraje se llama Valparaiso, es un valle verde preñado de primavera. Este río, tras reinar en el valle por él moldeado, es devorado por las entrañas de nuestra ciudad al final del Paseo de los Tristes. Y tenemos la desvergüenza de seguir regalándole alguna de nuestras miserias. Ya reventó en el siglo pasado; me imagino que llamándose el río del oro no llevaba bien que su nombre se usase para definir las aguas sucias.

Comenzamos en Huetor Santillan, la alquería de la colina o Quaryat al Wata. Bajamos por el Paseo del los Alamos y la calle del Agua pasando por la Parroquia de la Encarnación (XVI - XVII), mandada construir por el Marqués de Guadalcazar que da apellido a esta localidad, Diego de Santillán, dueño de estas tierra tras la conquista cristiana.

Pasamos junto al Cortijo Panderón (frente a la depuradora de aguas de la localidad), donde el Darro, siempre a nuestra izquierda, se une con el Arroyo Carchite.

El camino convertido en vereda se rodea de verde y flores. Alamos, mimbreras y fresnos son guardaespaldas de riberas. Seguimos bajando y, tras dejar a la derecha el Barranco del Rulo llegamos al Cortijo Batanes. Un poco más adelante, tras unirse el río Beas al Darro, nos encontramos con el Cortijo Cortés donde siempre somos bien recibidos por los ladridos de los canes y por el silencio de enormes quejigos.

Por el camino recogemos hinojos y hay quien se afana en enseñarnos a hacer pitos con los tallos de la avena. Como esta debe estar suficientemente verde, hay un curioso dicho "No está el verde para pitos".

En el corazón de una chopera vestida de mayo, aparece una bifurcación. Tomamos el camino de la derecha en ligero ascenso siguiendo el trazado de la acequia. Caminaremos por la margen derecha del río. Vamos ascendiendo y en el siguiente cruce descendemos a la izquierda hacia un pequeño cortijo. Lo rodeamos y a través de una vereda que debemos casi trazar nosotros, bajamos hasta unas paratas con jóvenes nogales. Las atravesamos sorteando algunas dificultades hasta llegar a un olivar. Al final del mismo aparece de nuevo el camino, justo donde podemos contemplar la presa donde toma el agua la Acequia Real.

Llegamos a Jesus del Valle una hacienda-cortijo que fue creada por los Jesuitas en el Siglo XVI. Se sitúa en el llamado pago de la ribera del Darro y Andarat,  Lo que uno puede ver son sólo ruinas, pero tienen un gran valor histórico: es uno de los mejores ejemplos de hacienda-cortijo de la época y clave para el estudio de las explotaciones agrícolas y ganaderas de la Iglesia y del papel económico que jugó la Compañía de Jesús en aquellos siglos. Por eso Jesús del Valle fue inscrito, en junio de 2005, en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de monumento.

Dejando el Darro a la izquierda y distanciándonos un poco de él, caminamos entre olivos, por la ruta mozárabe de Santiago, hasta cruzar el barranco del Zapatero. La vereda se sombrea con los chopos. Cruzamos un par de veces el Darro y caminamos junto a acequias rodeadas de los penachos de cola de caballo. Llegamos así al Carmen de los Granados donde arranca el Camino de Beas.

Por el Camino del Sacromonte llegamos a la cuesta del Chapiz. Y como vamos con Jose, atajamos por el Ave María, un recorte que todos agradecen.

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