lunes, 18 de abril de 2016

Aprender a observar

Una de nuestras vocaciones es incentivar la curiosidad, capacidad de atención y la tranquilidad necesarias para ejercer el placer de la observación. Y en el recorrido que hacemos en el entorno de las Lagunas del Padul se evidencia con claridad.

Observar el ánade real, el porrón común o la focha que se deslizan por la laguna o se esconden entre los carrizos; encontrar la recortada silueta del cormorán que abre las alas quebradas al sol; o contemplar el pausado vuelo de la garza real que nos contempla a su vez a nosotros desde su privilegiada posición.

Pero no observamos solo con los ojos; el oído da cuenta del canto de las aves palustres, de los bocinazos de las gallinetas o del croar de las ranas; y el olfato se pone alerta ante el olor chillón del marrubio o el ancestral y seco aroma de la laguna.

El tacto trabaja inquieto mientras caminamos; con espontaneidad las manos van rozando las texturas de las plantas o se detienen a juguetear con la negra turba.

Hoy y mañana observaremos con los chicos y chicas de 5º de E. Primaria del cole Virgen de la Cabeza.

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