miércoles, 20 de enero de 2016

Puentes sobre el Genil.



Aunque nos pueda suponer un cambio en lo previsto, estamos felices de que amanezca una lluviosa mañana. En vez de caminar hacia Monachil, nos iremos a Pinos Genil; pero lo haremos siguiendo algunas veredas desconocidas y fijándonos en la ubicación de pequeñas fuentes como la Pita y la Pitilla. Es interesante buscar la sorpresa y la belleza en los caminos cotidianos.

Iniciamos la ruta al final del Paseo de la Bomba, en Puente Verde. Su nombre lo explica el hecho de que anterior a este puente de piedra, había uno de madera, pintado de verde; este lo tiraron los franceses en 1810 para hacer uno mas resistente, pues lo necesitaban para que pasaran las tropas, y para ello el General Sebastini tuvo la "brillante" idea de demoler el campanario del monasterio de San Jeronimo, para no acudir a las canteras.

Seguimos en dirección contraria al curso del Genil, dejándolo a nuestra izquierda. A medida que nos alejamos de la ciudad, el bosque de ribera va haciéndose más complejo: chopos, mimbreras y tarajes se afanan en acompañar al río. Las lavanderas picotean en la orilla moviendo sus largas y gráciles colas.

Antes de llegar a un recientemente arreglado puente de madera (ahora accesible para todos), nos desviamos a la derecha pasando bajo un túnel. Nos dirigimos hacia la emblemática Fuente de la Bicha.

Seguimos adelante para, de nuevo, desviarnos bajo un túnel, ahora a la izquierda y acercarnos de nuevo al Genil. Lo atravesamos por un puentecillo de madera y seguimos la vereda hasta llegar a Cenes de la Vega. Proseguimos nuestro camino, siempre rodeados por una frondosa arboleda hasta llegar a la preciosa Presa de Blanqueo. Su nombre parece que procede por la proximidad de una antigua fábrica de papel.

Atravesamos la presa, después de un merecido refrigerio (llevamos caminados unos 6,5 km), y nos dirigimos hacia Pinos Genil. Pasamos bajo el Puente de la Duquesa bajo la atenta mirada y el graznido impertinente de una bandada de gansos. Y como viene siendo la pauta, cruzamos de nuevo el río para caminar ahora hacia Granada.

Tras pasar el río Aguas Blancas que baja de Quentar, cambiamos de margen de nuevo caminando por segunda vez por la Presa de Blanqueo. Seguimos adelante por caminos en muchas ocasiones tapizados por las hojas de los chopos. En una vaguada, junto a una enorme mimbrera, nos topamos con la pequeña Fuente de la Pitilla. Un poco más adelante, en una isleta en mitad del Genil a la llegamos y de la que salimos por sendos puentes de madera, nos detenemos en la Fuente de la Pita.

Cuando nos aproximamos a la presa donde toma el agua la acequia Gorda, nos desviamos a la izquierda pasando por un nuevo túnel. Ahora la vereda transcurre entre olivos, encinas y pinos. Pequeñas subidas y bajadas nos conducirán por trazados arcillosos de nuevo hasta la Fuente de la Bicha.

Ya solo resta caminar sobre nuestros pasos hasta Granada con la satisfacción de atesorar el esfuerzo de los 19 kilómetros recorridos.

Y la receta de hoy: merluza en salsa verde.
Freímos unos ajos el láminas y añadimos una cucharada de harina. Cuando está tostada añadimos unos guisantes, un vaso de vino blanco y otro de agua. Cuando los guisantes se han cocido colocamos la merluza sobre los mismos y dejamos que se haga. Al final añadimos un puñado de perejil. 

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