miércoles, 11 de marzo de 2015

Del Ojo Oscuro al Mal Nombre



En esta ocasión  nos dirigimos hacia el sur por una ruta milenaria que unía Iliberris con la antigua Sexi, un lugar de paso de civilizaciones, aguas, vientos y aves migratorias.

Dejamos atrás el lugar donde el Rey Boabdil contempló por última vez y lloró su  reino perdido y nos encontramos con un privilegiado lugar situado en la vertiente suroccidental del macizo de Sierra Nevada. Estamos en Las Lagunas de El Padul.

Realizaremos un itinerario sin cuestas por un terreno parcialmente labrado, salpicado de pequeñas lagunas y manantiales que vierten sus aguas a unos canales de drenaje denominados localmente “madres”. La importancia de este lugar es grande, al ser el único humedal natural de la provincia de Granada, el cual es utilizado por numerosas aves acuáticas como descansadero en sus migraciones o como lugar de invernada. En cuanto a la flora, nos encontramos con la mayor extensión de carrizal de la provincia.

Por sus valores ecológicos, científicos y paisajísticos, figura como zona protegida en su máximo grado dentro del Parque Nacional de Sierra Nevada. Además, cuenta con una peculiar turbera, la más meridional de Europa, en la que suelen aparecer con relativa frecuencia huesos de mamut.

Iniciamos la ruta en la Avd. Andalucía, calle que corta en dos el pueblo del Padul, nombre que significa la laguna. Antes de dirigirnos al entorno lacustre que da nombre a la localidad, nos acercamos a la Iglesia Santa María la Mayor (siglo XVI-XVIII). Alberga en su interior dos interesantes retablos, destacando el de San Francisco (XVI) de la escuela de Pedro Machuca. Nos hacemos una bonita foto de grupo frente a la fachada.

Después pasamos por el Lavadero y a la Fuente de los Cinco Caños. En esta localidad son muy abundantes los nacimientos de agua, "bizarras fuentes que cerca de la villa nacen" (Enríquez de Jorquera). En otro tiempo no muy lejano el agua brotaba abundantemente y se vertía a un canalillo por cinco hermosos caños de hierro pasando luego al lavadero. Esta fuente fue, hasta la traída de las aguas potables, la principal abastecedora del pueblo y el lavadero lugar de encuentro para las mujeres de la localidad, durante bastantes generaciones.

Por la Avd. Fuente de la Salud nos encaminaremos hacia la Alberca Palmones de cristalinas aguas que se asoman por primera vez tras tortuosos recorridos subterráneos entre calizas. Al norte el Cerro del Manar. Paseamos hasta la laguna del Ojo Oscuro, donde contamos la historia del desdichado agricultor y sus bueyes que terminaron engullidos por las negras aguas de este misterioso paraje.

Desde allí nos encaminaremos por las sendas trazadas por el entorno de la Laguna del Aguadero. Los cormoranes toman el posados en las ramas de árboles anclados en mitad de la laguna, los ánades reales y las negras gallinetas se deslizan rompiendo la quietud de la lámina de agua. De vez en cuando asoman los lomos de las enormes carpas de espejuelos.

Hacemos una visita a una retorcida higuera que parece sacada de una novela de épica ficción. Sus ramas se entrelazan con los saúcos que nos recuerdan un juguete de antiguas infancias, los trabucos.

Posteriormente atravesaremos la vega del Padul en dirección a la Turbera Agia. Los carrizales se alternan con cultivos de cereal, guisantes, habas, hinojos, rábanos... El verde destaca sobre la negra tierra. Las madres cruzan las tierras de labor.

Pasamos junto a las pilas de turba por un resquebrajado terreno con aspecto lunar. Y en una antigua cantera, ahora llena de agua, vemos una colonia de fochas comunes negras como la turba. Destaca el blanco del pico y del escudete frontal.  

Siguiendo la linde de una madre llegaremos hasta el Arroyo Viejo y la Fuente del Mal Nombre. En este curioso lugar, en la falda del Alto de Cijancos visitamos las huellas del camino ibero-romano. Recordamos al escandalizado cura que, tras aliviar su sed, se marchaba gritando "¡Qué mal nombre!"

Finalmente nos encaminaremos hacia el pueblo del Padul por el Camino de los Molinos.

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