jueves, 6 de diciembre de 2012

La Cruz de la Atalaya

Esta ruta con la que el grupo de senderismo Buenos Aires cierra en año,  demostró el buen estado de nuestros rompebotas: superaron con éxito una larga y pendiente subida. 

El sendero tiene su inicio en el Parque de la Estación de Padul. Atravesamos el pueblo pasando por Casa Grande, un palacio barroco, sin duda el edificio más emblemático del Padul. Es del S. XVII, se construyó sobre las ruinas de una casa fuerte; pertenece al tipo de palacio de asiento. Fue restaurado y convertido en Monumento Histórico Artístico en 1981. En el vivió Martín Pérez Aróstegui y Aguirre, el Viejo de Vergara. que vino a estas tierras como soldado con los Reyes Católicos y finalizó sus días como caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de Guerra y Secretario de los reyes Felipe III y Felipe IV.
 
Subimos por la calle Vergel y Nieves hasta llegar a la antigua carretera N-323. La atravesaremos con mucha prudencia. Aquí encontramos un panel informativo de salida que nos guía hasta el inicio de la vereda de los gudaris.  La denominación se debe a que estos caminos fueron labrados por por soldados vascos presos durante la guerra civil, en el presidio instalado en Casa Grande. 

El sendero lo hacemos en el sentido de las agujas del reloj, por lo tanto en esta bifurcación comenzamos a caminar hacia la izquierda. El trazado coincide con el límite del espacio natural de Sierra Nevada. Después de cruzar varios barrancos por unos diques bien conservados, se inicia una subida dura y zigzagueante que salva un desnivel de unos 230 m. Hemos llegado a la cañada de la cruz de la Atalaya. Poco a poco, las nubes bajas nos obsequian con una fría y húmeda niebla.
 

Se continúa por un cortafuegos que nos conduce a la cruz de la Atalaya (1240 m). Las vistas son espectaculares, aunque la niebla y el frío nos dificulta la visión. El la vega del Padul brilla la Laguna del Aguadero.

Aquí, en la época nazarí, había un faro de comunicación. Sobre sus restos (Manar significa en árabe faro) está actualmente la cruz de la Atalaya del Padul. Una centena de metros más abajo se encuentra el mirador del Padre Ferrer, sacerdote jesuita, montañero y naturalista.Un monolito deja constancia de la admiración del montañismo hacia la figura de este hijo predilecto del Padul. 



Bajamos por la vereda de los gudaris por un piso bien conservado y con preciosas vistas sobre el Padul hasta llegar al mirador existente junto a las canteras del millón cuarenta y ocho, conocido así por sus coordenadas. A 600 m de este mirador llegamos a la bifurcación del sendero y cerramos el sentido circular de esta ruta.

Antes de despedirnos del otoño y como hemos pasado entre pinares, lugar donde se encuentra el níscalo, varios senderistas nos dan esta receta para cocinarlos: níscalos en salsa con jamón.   
En una cazuela baja echar un vaso de aceite, pochar la cebolla, el pimiento verde, el tomate sofreirlo y añadir los níscalos, rehogarlos. Mientras tanto hacer un majao en el mortero con tres dientes de ajo, una guindilla , perejil y un pellizco de azafrán. Llenar el mortero de agua y añadirlo a la cazuela. Removerlo y añadir vino y agua a partes iguales (aproximadamente un vaso pequeño de cada); dejarlo hervir a fuego lento hasta que los níscalos estén al punto. Salarlo al gusto.

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