sábado, 8 de agosto de 2009

La rebelión de las verduras.




Estando en la Vega, la huerta debe ser protagonista de mil sensaciones. El sol, la tierra, el murmullo de la acequia y el esfuerzo en las manos. El olor de la tomatera, de las coles recién cortadas y del casual roce de la albahaca. La aspereza de la hoja del calabacín, el brillo de la berenjena suspendida en la mata y los colores y formas de las impresionantes flores de las distintas variedades de calabaza. Girasoles y giralunas.
Y en un rincón, los asuntos del paciente espantapájaros: el compost, el humus de lombriz, las prisas son malas consejeras, el insecticida natural de ajo, cola de rata y tabaco, el purín de ortiga, escucha lo que te rodea y el saludable gazpacho.

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